http://www.listindiario.com.do/la-republica/2010/8/10/154154/Muere-Fe-Ortega-heroina-en-la-lucha-contra-Trujillo
Usó materiales dentales para preparar explosivos
Las que lograron salvarse de los palos con los que la dictadura de Trujillo se tragó a las hermanas Mirabal han tenido su vida marcada con el dolor de los recuerdos.
Fe Ortega, en cambio, ha logrado olvidarlo todo para finalizar sus días en la paz que deseaba para su pueblo cuando decidió formar parte del "complot" que terminó siendo "develado", arrastrando a la tumba a cientos de jóvenes después de haber sido vilmente torturados.
Esta heroína del régimen de Rafael Leónidas Trujillo sabía que el plan para derrocar al gobernante tenía más posibilidades de fracasar que de triunfar porque ya habían caído otros, pero eso le daba más fuerzas para sacrificar su vida, porque si no la daba, la juventud viviría tiempos peores.
Sabía que su carne podía sufrir los azotes del militar obediente a su jefe en una cárcel en tinieblas y que muchos de sus compañeros, inclusive ella, podrían morir en el intento, y aún así dio su vida por una Patria mejor, y por lo que más quería: su hija de 9 años, Esther Margarita.
A esa edad, la pequeña comenzó a formar parte del "complot", en el 1958, cuando su madre empezó a luchar por lo que creía una causa justa. Nació el 22 de diciembre de 1948 y aún no había cumplido los 10 años cuando la metieron en esto.
Transporte de materiales
Su carita ingenua y su sabiduría precoz le dieron la confianza a la madre para que la nena transportara en su mochila escolar parte de los materiales con los que se harían explosivos. Esa era la misión de Fe Ortega.
Lejos de toda sospecha por su condición de doctora, ella transportaba en su cartera pólvora, relojes y otros instrumentos que sirvieran de herramientas en la lucha. Como se precisaba de fabricar muchas para poder combatir, se valió de la niña para un mejor cumplimiento de su encargo, aunque bajo el temor de que se la atraparan y "ofendieran".
Aquellas bombas caseras eran de estruendos con los que se pretendía decirle al dictador que los dominicanos no estaban conformes con su forma unilateral de gobernar.
La niña era hija de dos guerreros. Creció mirando la preocupación de sus padres por los abusos que se cometían desde un gobierno que imponía sus convicciones y que a todo aquel que no estaba de acuerdo, lo hacía pagar con sangre o torturas aquellas "rebeldías".
Su padre Marino Antonio Toribio Bergés, hijo de doña Margarita Bergés, hermano de Jaime, Eliseo, María y Miriam Toribio, y primo de Víctor Gómez Bergés, tomaba bebidas alcohólicas sin parar para ahogar la impotencia de no poder hacer nada para que su país marchara en paz. Pero más que para ahogar esa impotencia política, los tragos unos tras otro tenían otro propósito: poder decir con cojones "¡Trujillo es un ladrón! ¡es un asesino! ¡Trujillo es un dictador" ¡abajo Trujillo!".
Tras las rejas
Por su condición de ebrio y porque era el único médico que existía en el pueblo de Salcedo, sólo permanecía dos o tres días tras las rejas.
"Mi papá era un caballero; la gente lo tenía a mal porque bebía, pero era para ser extrovertido", recuerda Esther Margarita, que ya tiene 61 años y hoy dice: "Yo no tuve niñez, mi niñez me la arruinó Trujillo".
Su madre actuaba de otra manera. Recibía en su consultorio de odontología a los muchachos que al igual que ella no soportaban los crímenes y abusos injustificados.
Los miembros del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) no podían imaginar que en vez de servicios dentales, tanta gente iba a ver a la doctora Fe Ortega para planear el próximo paso del "complot".
Fue por su activa participación en el movimiento para tumbar la dictadura de Trujillo que la llevaron a varias cárceles: La 40, La Victoria, la Fortaleza Ozama y la del 9 en Santo Domingo, así como la de San Francis- co de Macorís y la de Salcedo, su pueblo natal.
La primera vez que la llevaron a la cárcel fue junto a Manuel Tejada Florentino, prominente médico asesinado por la dictadura, y con Jorge Antonio Tejada Gautreaux, su primo. Jorge tenía 8 días de operado de una apendicitis y con el primer golpe se le abrió la herida y botó toda la pus que tenía. "Más que mal, los golpes le hicieron bien porque sino se iba a morir como quiera de la infección que había cogido", relata la hija de Fe Ortega, aunque cree, con profunda tristeza, que debió haber sido bien doloroso aquello.
También recuerda con amarga nostalgia: "Mamá se diluyó por ayudar a mucha gente. Ella los hacía profesionales, mamá era filántropa, siempre trabajaba para otros. Y en la lucha.... dio todo lo que tenía".
FE ORTEGA: "A MI HIJA QUE HABLE..." Mi mamá decía que había que contar la historia para que nadie nunca permita jamás que se vuelva a instaurar una dictadura.
Nosotros éramos como leprosos, nadie se juntaba con nosotros, nadie nos visitaba, solo Teresa Rodríguez, que siendo hija de Víctor Rodríguez, presidente del Partido Dominicano, siempre nos visitó por la amistad que tenía con la familia.
Uno no dormía con el miedo de que fueran a matar a la mamá o al papá de uno.
Una vez creíamos a mi mamá muerta y eso fue terrible pensar que Trujillo se la había llevado.
A ella la torturaron, no sólo física, sino también psicológicamente. La amarraban como a Cristo, completamente desnuda delante de los hombres para que la vieran y ella se quería morir, me contó después.
También la torturaron físicamente. A ella le pusieron la picana eléctrica en los senos, igual que a Tomasina (Sina) Cabral, y sufrió mucho. Recuerdo su rostro triste cuando me contaba esas cosas... ¡Ay mi madre querida!, ya no recuerda nada, no sabe siquiera quién soy.
"Tengo tantos recuerdos de la infancia... Mi casa (calle Colón esquina Doroteo Tapia) hubo que desbaratarla porque cogió comején. Recuerdo que cuando ya habían matado a Trujillo pasó un carrito Volkswagen y Fido (un tío) aplaudió en señal de gloria, y los miembros del SIM se devolvieron y sobaron las pistolas. Yo me asusté.
Pensé que nos iban a matar a todos, pero nos dejaron tranquilos".
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